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lunes, 30 de junio de 2014

Por: Patricia Mérida.    


Los niños aprenden de su entorno y los padres son su principal referente por eso es tan importante su actitud y ejemplo.

 1.- Demuéstrale que le quieres: Todos los padres quieren a sus hijos pero a veces no basta con eso. Además de quererlos hay que decírselo y sobre todo demostrarlo. Que un niño se sienta querido es muy importante ya que es la base sobre la que asentarán las raíces de su personalidad.

Darle de comer, vestirlo y atender sus necesidades no es suficiente para que sea niños felices. También es importante consolarle cuando llore, hacer que se sienta seguro, abrazarle y besarle para que sepan que es importante.

No hay que olvidar que mostrarse cariñosos y atentos es importante para que en el futuro también él sepa demostrar su cariño.

 Eso no excluye que haya que reñirles cuando sea necesario, pero hay que hacerles entender que se les reprende por su bien, que es por algo concreto, que eso no afecta al amor incondicional que se le tiene.

 2.-Habla con ellos: Diálogo y más diálogo. La comunicación es vital para fortalecer los lazos familiares y para que el niño se sienta escuchado y respetado y además aprenda a escuchar y respetar a los demás.

Los padres deben hacer sentir a los hijos que escuchan sus opiniones. Aunque eso no significa que se tenga que hacer lo que el niño quiera, sino que se tiene en cuenta lo que él piensa y siente. Cuando se pone una norma se debe explicar y el niño debe entender que no es un capricho sino que se hace por su bien o por el bien familiar

A medida que crecen el diálogo se hace cada vez más necesario ya que el adolescente frecuentemente cuestiona todas las decisiones y necesita entender los motivos de las normas.

 La comunicación y el diálogo continuo ayudan además a que los padres conozcan mejor a sus hijos, favorece que expresen sus preocupaciones y problemas y así puedan ayudarles.

Cualquier momento es bueno para fortalecer lazos familiares a través de la conversación. Puede ser tras ver una película o comentando un tema de actualidad Además, los niños aprenden así a expresar sus ideas, defenderlas y escuchar distintos puntos de vista.

 3.-Hacer juntos al menos una comida al día: Desayunar, comer o cenar toda la familia junta es muy recomendable, ya que alrededor de la mesa se pueden estrechar las relaciones.

El día a día, con horarios de trabajo y clases muy estresantes, impide en muchas ocasiones que padres e hijos coincidan, pero hay que intentarlo. Además, los fines de semana se pueden aprovechar para hacer un desayuno especial o para una cena diferente, a la que se dedique más tiempo.

 4.-Apagar la tele en las comidas: Comer con la tele encendida dificulta el diálogo y convierte a cada miembro de la familia en una "isla", más atento a lo que se cuenta en la pequeña pantalla que en lo que dicen sus padres, hermanos o hijos.

La televisión no debe ser nunca el centro de los momentos en los que la familia está reunida. En lugar de ver un programa se puede aprovechar la comida para dialogar, preguntar a los hijos sobre los planes que tienen para ese día o interesarse de cómo les ha ido la jornada.

 5.-Hacer planes juntos: Es bueno dedicar tiempo a divertirse en familia.

 Una excursión en bicicleta, la visita a un museo, una merienda en un lugar especial, una tarde en el cine o jugar juntos a un juego de mesa, son planes que tienen gran importancia, más que por la actividad en sí, por el hecho de que padres e hijos compartan espacio y momentos y den pie a fortalecer la confianza y el cariño.

 6. La calidad es más importante que la cantidad: Es importante que los padres pasen el máximo tiempo posible con los niños, pero sin que esto suponga un agobio o sentirse culpable si por trabajo no se puede pasar con los hijos todo el tiempo que se quisiera.

 Es más importante la calidad que la cantidad. Por ello se puede suplir la falta de tiempo debido al horario laboral o a otras responsabilidades, aprovechando las horas y minutos que se tienen libres.

 Se puede buscar tiempo para leer un cuento antes de dormir, a hablar el rato que se pasa en el coche con ellos antes de dejarlos en el colegio, o jugar una tarde de domingo con ellos. Son pequeños placeres que hay que aprovechar ya que son momentos únicos de intimidad entre padres e hijos.

 7. Ser ejemplo: Los padres son un espejo en el que se miran los niños. De forma consciente o inconsciente los modelos de los padres son los que repetirán los hijos. Por eso es importante cuidar el comportamiento en casa.


 No gritarse, no faltarse el respeto, cumplir las promesas y tener un buen trato entre ellos y con sus amigos, harán que imiten un estilo de conducta muy positivo.

 8. Aceptar a los hijos tal y como son:  No existen los niños perfectos, así como tampoco los padres son perfectos. A veces es difícil aceptar a los niños tal y como son, sin pretender que se conviertan en algo que no está en su "naturaleza" pero que a los padres les parece importante.


Cada niño tiene su propia personalidad, y los padres deben ayudar a corregir sus defectos, guiándole en sus dificultades y educándole, pero eso no significa querer que sean quienes no son.

 Hay que respetar sus gustos, sus amistades y su forma de ser. Comparándolo con otros niños solo se conseguirá frustrarle, crear inseguridades y sentirse rechazado.

Algunos padres tienen demasiadas expectativas de cómo serán sus hijos, o vuelcan en ellos sus inquietudes, quieren que repitan sus éxitos o que triunfen donde ellos no lo han hecho.

 A veces, se empeñan en que estudien lo que a ellos les gusta sin escuchar al niño o adolescente. Esto provoca que el niño se angustie por no cumplir las expectativas. Si se le acepta con sus fortalezas y debilidades se conseguirá que ellos se gusten como son.

 9.- Conocer a sus amigos: Los padres deben conocer a los amigos de sus hijos, esto les ayudará a percibir que influencias reciben.. La mejor forma es invitarlos a casa, interesarse por sus cosas y crear un clima en el que el niño se sienta cómodo y en el que quiera incluir a sus compañeros

 10.-Dejar que tomen sus decisiones y cometan sus errores: Crecer supone también aprender a equivocarse. Los padres no pueden educar al niño en una " burbuja" para evitar que sufran. Hay que darles autonomía, aumentándola a medida que crecen.

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